Lo mejor es limitar la visita a unas cuantas salas.
Antes de entrar en el edificio convienen echar un vistazo a una reproducción de las cuevas de Altamira, con sus famosas pinturas, que se halla en el jardín de la entada. El museo es tan grande que les va a sorprender, pero también cohibir. Con más de 30 salas, no está de más procurarse un plano en la taquilla. Según la numeración de las salas, el recorrido es cronológico, y para empezar hay que bajar a la planta inferior.
La visita comienza en la prehistoria. Unas maquetas muestran cómo cazaban nuestros más lejanos antepasados o cómo eran sus poblados. Siguen los pueblos íberos, fenicios y, por fin, el mundo egipcio, que tanto fascina a los niños. Los numerosos objetos que se exhiben provienen del riquísimo mundo funerario egipcio. Momias y sarcófagos, amuletos, vendas con fórmulas mágicas, objetos para acompañarlos en el más allá y el conjunto de vasos canopos que van a disparar la imaginación de todos. ¿Dónde están las momias de los sarcófagos vacíos...? ¿Andarán por las salas?
Para que no resulte tediosa y aburrida la visita a los niños, ésta puede girar en torno a un tema que les interese más que otro. Los ritos funerarios es uno de ellos. Desde el enterramiento más antiguo encontrado en la Península, el del Hombre de Morín (sala 3), al sepulcro gótico de doña Constanza de Castilla (sala 33), pasando por la cista de Herrerías (sala 5). Otros temas que no hay que descartar son los diferentes tipos de armas y joyas.
¿SABIAS QUÉ...? En las pirámides se escondían dos sarcófagos. Pero uno de ellos era falso porque no contenía la momia, y servía para engañar a los ladrones de tumbas.
Edad recomendada: 6 a 12 años
Dirección: Serrano, 13 - 28001 Madrid
Horario:
Página web: www.man.mec.es
